REVISTA PANORAMA SOCIAL EDICIÓN 94

DEL RIDÍCULO NO SE VUELVE

 

Se dice que el problema no es llegar, sino saber llegar, pero ¿qué sigue después? Sostenerse. Esto es precisamente lo que hemos vivido en la CGT tras la desaparición de Julio Roberto Gómez. Desde entonces, hemosenfrentadounadinámicaen laque prevalece la mentalidad de “lo que no es para mí, que no sea para nadie”. Este principio se cristalizó con la fractura provocada por una dirigente que, durante más del 40% de la existencia de la CGT, ocupó altos cargos, ya sea como secretaria de finanzas o como secretaria general. 

El pequeño fragmento de Confederación que logró desprenderse le permitió ostentar el título de “presidenta”, una estrategia que la oposición al cambio usó para justificar su rechazo a las reformas sociales. Sin embargo, esta etapa llegó a su fin cuando sus propios aliados la apartaron. Esto dejó al descubierto que el “uribismo puro y duro” de Antioquia, el mismo que controla los bienes de INÉS, es ahora quien conduce ese fragmento, mientras intenta sustituir a los gremios empresariales con un discurso vacío. 

El oportunismo quedó evidenciado en personajes que, tras desmantelar federaciones como la del Tolima, resurgen representando fundaciones como “Imacalla” en el consejo directivo de ComfenalcoTolima. Estasmismas organizaciones les sirvieron para elegir delegados al Congreso Nacional de la CGT. Este tipo de individuos se aferran al lucro y a la posibilidad de manipular los recursos del bienestar social de los trabajadores, dejando clara su verdadera naturaleza, ajena a los ideales del sindicalismo real. 

Mientras tanto, pese a los intentos por paralizarnos y obstaculizar nuestro avance, no solo nos mantenemos firmes, sino que crecemos y fortalecemos nuestra presencia tanto a nivel nacional como internacional. Esto, en beneficio de las trabajadoras y los trabajadores que representamos. 

En este contexto, hemos acompañado las movilizaciones que respaldan las reformas sociales y hemos llamado a nuestra militancia a consolidar el sindicalismo auténtico. Como decía mi amigo Jorge Izquierdo, “del ridículo no se vuelve”, y cuánta razón tenía. 

Un ejemplo reciente de esto es el debate en torno al decreto de incremento del salario mínimo para 2025, fijado por el presidente Gustavo Petro en un 9,54%. Aunque fue criticado por la facción neoliberal-uribista bajo argumentos de que generaría inflación, carestía y desempleo, los datos demuestran lo contrario. El desempleo en noviembre fue del 8,2%, la tasa más baja desde 2017; la inflación disminuyó sustancialmente, los precios bajaron, y la economía se reactivó, especialmente en el comercio del último mes de 2024. 

El crecimiento del salario real ha sido tangible y ha contribuido significativamente a la reducción de la pobreza en un país que se encuentra entre losmás desiguales del mundo. Desde el Comando Nacional Unitario, cumplimos con nuestro deber conforme al Convenio 26 de la OIT de 1928, asegurando que el salario mínimo proteja a cerca de 4 millones de trabajadores, especialmente en ausencia de contratos colectivos. 

Este panorama contrasta con propuestas como la de Javier Milei en Argentina, donde el neoliberalismo busca eliminar el salario mínimo, dejando en evidencia las profundas diferencias en la defensa de los derechos de los trabajadores.

 

Revista Panorama Social Edicón No. 94